Todos los días se celebra algo;
eso está bien, siempre que haya algo que conmemorar, y cuando no sea así, al
menos es necesario concienciar a la sociedad de que existen realidades a las
que no se les puede dar la espalda, porque están ahí, más cerca de lo que cada
uno o una piensa y en algún momento dado te puede tocar vivirlas.
Hoy es miércoles, el primero de los cuatro que nos traerá Octubre, y para mí hasta hace dos años era un día más, de los que sales corriendo de casa con la garganta ya cascada de la mezcla entre el entretiempo y unas voces más altas que otras, gajes del oficio. Y la verdad es que sigue siendo un día igual, la jornada ha sido como las de siempre, pero con un trasfondo de “no” celebración porque no tengo nada que celebrar, aunque sí que me veo en la obligación de informar y difundir la realidad que veía de lejos, que le ocurría a otros pero no a mí; a mí no…eso se quedó atrás.
Más que informar o difundir
necesito desahogarme y rendir un homenaje.
Anoche me dio por pensarlo y no quería guardármelo para mí. No suelo
hablar mucho del tema por estos medios, pero tampoco tengo nada que esconder, es la realidad que tengo y que vivo.
Ante mí tengo una campeona, una superviviente,
una luchadora; no es una reina, una princesa, un hada; simplemente es, una campeona.
Porque desde su origen fue ella, fue la elegida por encima de otros y
fue la más fuerte y hoy en día lo sigue siendo.
Su fortaleza le hizo superar momentos decisivos, y no se quiso ir, quiso
quedarse con nosotros. Tenía que ser
ella y no otra.
Desde el momento que me dijeron
que algo pasaba, sabía en lo que iba a derivar, era como si no me viniese de
nuevas. Lo que no sabíamos era lo que se nos vendría encima, las salas de espera, los recovecos administrativos, las largas horas que
pasaríamos de terapeuta en terapeuta, los momentos en que la rabia nos invadiría
el alma y lo que tendríamos que aprender de ortopedia sin tener nuestro día a
día hasta el momento nada que ver con ello.
Pero ella es fuerte. Ella es la elegida y la que nos da la fuerza
para seguir adelante, a pesar de los momentos en los que dormirías una siesta y
sin embargo hay que coger el coche para llegar a tiempo a una sesión de
fisioterapia. Ella de pronto se ríe y el
mundo se ilumina, porque es feliz y necesita de estímulos para seguir su
camino. Da un pasito, y otro, de la mano, y de pronto empieza a saltar, porque
ella es y da alegría. Esos momentos son
los que nos dan esperanza, porque sabemos que, aunque no seamos capaces de
llegar a su interior, aunque ella no sepa expresarse, dentro de ella hay un
potencial que tarde o temprano habrá de salir y mientras lo hace, seguimos
trabajando, viviendo el día a día y disfrutando de los avances, por pequeños
que sean.
Los límites los pondrá ella
misma. Nadie tiene derecho a decir hasta donde llegará o dejará de hacerlo.
Reconozco que hay momentos en los que me gustaría adelantar las agujas
del reloj al máximo, que creciera y saber cómo va a estar en el futuro. También hay otros en los que me atemorizo al
pensar en el tiempo que haya que venir.
La verdad es que no debería ni plantearme este asunto, debería limitarme
a vivir el día a día y disfrutar de ella, pero no puedo evitar los sentimientos
encontrados.
Ella era mi sueño y debería
pensar siempre en eso, en que no siempre los sueños se cumplen, por lo que
debería sentirme feliz. Supongo que en
esto, como todo, hay grados, y yo no llego al máximo y no sé si algún día lo
haré, pero su alegría contagiosa llena mi casa de vida y de alegría, a pesar de los pesares, y es con lo
que me tengo que quedar.
Podría escribir más, pero lo que necesito es disfrutar del mayor tiempo posible con ella. Espero que algún día ella sea capaz de saber lo que siento en este momento.
Como siempre, saludos y gracias por leerme.
Como muy bien has dicho CAMPEONA en el más amplio sentido de la palabra, y rodeada de una gran familia que le regala tanto Amor y apoyo.
ResponderEliminarEli....Eres mucho con demasiado!!!Sigamos dejándonos llevar por la pasión que tienen nuestros niños...ellos son el mejor ejemplo de fe, esperanza, motivación que podamos tener, pues dentro de su condición y limitación no se ponen barreras, sino por el contrario, se reinventan!!! Yo realmente me siento AFORTUNADA de tener a mi Luisra...Lo amo con PASIÓN VOLCÁNICA!!!! JAJAJAJA...Un abrazo amiga!!!
ResponderEliminarEs que ellos mismos nos dan fuerza. ¡Gracias por vuestros comentarios, chicas!
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